lunes, 24 de mayo de 2010

LAVANDO DE LOS PIES

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Lavado de los pies. Después de la reverencia, el saludo y el beso al huésped oriental se le ofrece agua para lavar sus pies. Si se usan sandalias, necesariamente se necesita lavar los pies, pero con frecuencia se hace también con los que usan calzado. Un sirviente ayudará al huésped poniéndole el agua sobre sus pies y sobre una Jofaina de cobre, frotando los pies con las manos y secándolos con una toalla.



Cuando el Señor y sus discípulos estuvieron juntos, el Salvador tomó cl lugar del sirviente, lavando los pies a los discípulos, lo que ellos mismos habían desdeñado hacer por considerarla una tarea humillante. Juan nos dice: "Levántase de la cena, quitase su ropa, y tomando una toalla, ciñóse. Luego puso agua en un librillo y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido. (Jn. 13:4, 5). Pablo dio como recomendación de una viuda: "si ha lavado los pies de los santos" (1 Tim. 5:10). Esta costumbre también era común en los días del Antiguo Testamento (Gen. 18:4; 19:2; 23:32; 1 5am. 25:41, etc.).

QUITARSE EL CALZADO

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Quitarse el calzado. Al entrar a una casa como huésped, éste debe hacer como todos
los orientales, quitarse sus zapatos, botas o sandalias antes de entrar a su cuarto. Esto es necesario, ya que ellos se sientan en una estera, alfombra o diván, colocando los pies debajo, y el calzado estropearía el diván o los lienzos, y haría un asiento muy molesto. La idea de contaminación del calzado los llevó a la costumbre de quitárselo antes de entrar a los lugares sagrados. Así en la Zarza ardiendo, el Señor dijo a Moisés: "quita tus zapatos de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es" (Ex. 3:5).

SALUTACIONES

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Salutaciones. Cuando un árabe entra a la casa o a la tienda de un beduino, las
salutaciones son como ésta: el amo de la posada dirá: .Salam Alakum., que quiere decir "Paz sea contigo". El huésped responderá con las palabras: "Wa alakim es-salam", que quiere decir "Paz sobre ti''. Sabiendo que estas costumbres árabes datan de siglos atrás, qué significativas son entonces las instrucciones de Jesús a sus discípulos, que serían alojados en ciertos hogares. En cualquiera casa donde entrareis, primeramente decid: Paz sea a esta casa, si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, esta, volverá a vosotros’’ (Luc. 10:5. 6).

FIESTAS

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POSTURA AL COMER EN LAS FIESTAS
Como ya hemos observado, en ocasiones ordinarias la gente de los tiempos bíblicos se sentaba o se agachaba en el suelo en derredor de una mesa baja a la hora de la comida. En círculos reales o en ceremonias especiales, se proveía de asiento a los comensales algunas veces. El profeta Amós fue el primer escritor sagrado que se refirió a la costumbre de tenderse "sobre sus lechos", al comer (Amós 6:4). Para el tiempo de Cristo, ya la costumbre romana de reclinarse sobre las butacas a la hora de la cena había sido aceptada en algunos círculos judíos. A la mesa romana y los canapés combinados, se les llamó triclinios.


Había tres canapés que eran colocados a los lados de un cuadro; el cuarto lado quedaba abierto, que la servidumbre pudiera entrar a atender a los comensales, posición del huésped era reclinando la parte superior del cue descansando sobre el brazo izquierdo, con la cabeza levantada, y almohadón a la espalda, y la parte inferior del huésped tendiendo hacia afuera. La cabeza del segundo huésped quedaba opuesta pecho del primer huésped, de manera que si él deseaba hablarle secreto sólo tenía que inclinarse sobre su pecho.


Esta costumbre en la mesa del banquete, arroja luz sobre tos pasajes de los cuatro
Evangelios. En una ocasión el apóstol hizo una pregunta a Jesús cuando estaban en esta posición en cena. (Jn. 13:23-25). En la historia del Rico y Lázaro, cuando dijo: "Que murió el mendigo y fue llevado por los ángeles al de Abraham" (Luc. 16:22), sin duda que quiso implicar que él reclinaba sobre su pecho. Esto es muy claro a luz de la descripción hecha por Cristo de la fiesta celestial: "Y vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob el reino de los cielos" (Mat. 8:11). También la posición de reclinarse en la mesa indica cómo las mujeres podían venir y lavar durante la comida los pies de Jesús (Luc. 7:38).



LUGARES DE HONOR EN LA MESA

Cuando los fariseos eran invitados a un banquete, siempre codiciaban los lugares de
más alta distinción en la mesa. Jesús les condenaba por su orgullo. Refiriéndose a ellos dijo: "Que. . . aman primeros asientos en las cenas" (Mat. 23:6). Cuando Jesús fue huésped en la comida del fariseo, dijo a los demás huéspedes una parábola, al notar cómo los fariseos buscaban los mejores lugares mesa. Aquí damos la parábola habiéndola traducido el Sr. Robertson del Evangelio de Lucas (Luc. 14:8.10). "Cuando por alguien fueres invitado a la fiesta de una boda, no te reclines en el puesto de honor, no sea que otro más honrado que tú esté por él convidado; y que el que te llamó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comenzarás con vergüenza a tomar y quedarse en el último lugar. Mas cuando fueres convidado, ve, y, reclínate en el postrer lugar, de manera que cuando viniere el que te invitó, te dirá; amigo, sube más arriba. Entonces tendrás honra delante de todos los que fueron convidados contigo".


En muchos hogares de nativos, un cuarto tiene el piso más alto, siendo en este cuarto donde a los invitados de honor se les asignan lugares, y a los menos honrados en el piso de más bajo nivel. El lugar de honor especial sería a la derecha del patrón, y el siguiente que le sigue en categoría será el de su izquierda. Santiago y Juan solicitaron esos lugares en el reino de Cristo (Marc. 10:35-37). Pero Jesús aconseja a los huéspedes tomar el último lugar. ¿Dónde quedaba colocado ese lugar? Era en el piso de nivel bajo y muy cerca de la puerta. El huésped que tomaba ese lugar humilde, podía ser invitado por el dueño de la casa a tomar un mejor lugar y lejos de la Puerta.




ALIMENTO Y AGASAJO EN LOS BANQUETES


El profeta Amós, no obstante haber denunciado la glotonería a excesos pecaminosos,
nos ha dado la descripción de la comida, bebida y otras costumbres orientales en los
banquetes. Así lo describe él: "Duermen en camas de marfil. . . y comen los corderos del rebaño, y los becerros de en medio del engordadero; gorjean al de la flauta e inventan instrumentos músicos, como David; beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos" ( 6:4-6).


En la carne que se come en estas cenas, se incluyen los mejores corderos del rebaño y los becerros engordados. El vino en las fiestas se consideraba como algo de lo más importante. El tocar en instrumentos de cuerda era otra actividad, y los huéspedes evidentemente competían unos con otros al ungirse los cuerpos con los mejores ungüentos. El baile era otra parte del entretenimiento en aquellas fiestas. Cuando el Hijo Pródigo volvió al hogar, su padre hizo fiesta, y música y baile (Luc. 15:24, 25). El baile era una diversión de las mujeres hebreas y las señoritas, especialmente cuando estaban contentas.


Los hombres también participaban, como cuando danzó al traer el arca a Jerusalén (2 Sam. 6:14). Pero con frecuencia era actividad del sexo femenino (cf. Jer. 31:4). No hay ninguna referencia en la Escritura que los judíos bailaran con mujeres, como es ahora la costumbre en Occidente. Tampoco algo que indique que hubiese bailes públicos de mujeres, hay en algunos lugares de Oriente en la actualidad. El baile de la hija de Herodías (Mat. 14:6), delante de los hombres en un banquete sensual, fue la clase de baile introducido entre los judíos la influencia corrompida de los griegos.


MOJAR EN EL PLATO Y DAR LA SOPA


Debemos guardar en la mente la costumbre del comer oriental para poder entender el
significado de las palabras y hechos de Jesús con relación a Judas Iscariote durante la Ultima Cena. En la narración de Marcos se lee: "Díseles Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar. Entonces ellos comenzaron a entristecerse y a decirle cada uno de por sí: ¿Seré yo? y otro, ¿Seré yo? Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato" (Marc. 14:18-20).


Algunas personas piensan que Judas estaba en posición de mojar al mismo tiempo con Jesús en el plato, y que por eso fue señalado como cl traidor. Pero esto difícilmente pudo ser, ya que los otros discípulos no descubrieron quién era el traidor por las palabras de Jesús. Ya que todos habían estado comiendo del mismo plato grande, las palabras de Jesús "el que moja conmigo en el plato" no identificaba a ninguno de ellos; todos ellos al igual que Jesús, habían estado mojando la sopa en el plato con él. Jesús sólo les informaba que uno dc ellos que comía con El vendría a ser el traidor.



Cristo, al dar la sopa a Judas, lo hacía con cierta costumbre oriental que aún se observa en los tiempos modernos. Juan reporta el hecho en la forma siguiente: "El entonces recostándose sobre el pecho de Jesús, dísele: Señor, ¿quién es? Respondió Jesús Aquel es, a quien yo diere el pan mojado. Y mojando el pan, diólo a Judas Iscariote" (Jo. 13:25, 26). ¿Qué se da a entender por "la sopa"? Es la migaja más sabrosa del pan que se sirve en una fiesta. Puede servirse en la "cuchara de pan", pero más frecuentemente lo toma él del plato con su pulgar y otro dedo, dándole directamente a uno de los huéspedes.



Pero ¿por qué se da la sopa a uno de los huéspedes? Un nativo residente en las tierras bíblicas dice que ciertos pueblos allá tienen la costumbre de dar la sopa en la actualidad, y describe el acto de manera siguiente: .Para ellos es una muestra de especial respeto que el dueño de fiesta dé a los huéspedes algunas porciones de lo que tiene delante o insiste en poner bocados o sopas en sus bocas con su propia mano. Esto lo han hecho conmigo en varias ocasiones, cuando ciertamente intención era honrar y manifestar buena voluntad".


El significado de lo que Cristo hizo entonces era ciertamente tender su mano y amistad
al mismo que iba a traicionarlo. El se ha descrito como si Cristo dijera al traidor:
"Judas, mi discípulo, te tengo piedad infinita. Tú has probado falso, tú has desertado de mi corazón; pero no te trataré como enemigo, porque no he venido a destruir, sino a cumplir. Aquí está mi sopa de amistad, y lo que haces, hazlo pronto".

BESOS

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Besos. Los huéspedes de los hogares de la Tierra Santa, esperan ser besados al entrar. Cuando Cristo fue invitado por un fariseo, El comentó en esa recepción diciendo: "No me diste beso" (Luc. 7:45). La diferencia entre la forma oriental y la occidental de saludarse, la explica una persona que vivió muchos años en Palestina. "Aquí los hombres se saludan al encontrarse, pero en Palestina en vez de hacer así, ponen su mano derecha sobre el hombro izquierdo del amigo y le besan la mejilla derecha, después, hacen lo contrario: ponen la mano izquierda sobre su hombro derecho, le besan en la mejilla izquierda.


En nuestro país los hombres nunca se besan en la cara; allí puede verse constantemente, pero ved cómo la práctica ilustra las numerosas alusiones de la Biblia, costumbres que no existen para los occidentales. Una vez que uno se hace a la idea de que sus besos corresponden a nuestro sincero apretón de manos entre amigos e iguales socialmente, ¡cómo se aclara esa costumbre que antes estaba velada!" Los ejemplos bíblicos del beso entre los hombres pueden multiplicarse. Jacob besó a su padre (Gen. 27:27). Esaú besó a Jacob (Gen. 33:4). José besó a sus hermanos (Gen. 45:15).


Jacob besó a los hijos de José (Gen. 48:10). Aarón besó a Moisés (Ex. 4:27). Moisés besó a Jetro (Ex. 18:7). David y Jonatán se besaron (1 5am. 20:41). El padre besó al hijo Pródigo (Luc. 15:20). Los ancianos de Mileto besaron a Pablo (Hech. 20:37). Y aun en los tiempos modernos esta costumbre se practica mucho en Oriente.

HOSPITALIDAD

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Disposición Oriental para Agasajar un Huésped

DISGUSTA COMER SOLO

Es una parte de la etiqueta oriental el querer compartir con otros la hospitalidad.
Después que una comida ha sido preparada, se ha oído a un árabe llamar tres veces, desde una parte alta, invitando a los hombres a venir a participar de una comida. Los hombres del desierto no gustan de comer sus comidas solos. Así sentía el patriarca Job en su tiempo: "Y si comí mi bocado solo, y no comió de él el huérfano" (Job 31:17).


Huéspedes que se creyó enviados por Dios. Los orientales creen que la persona que
viene a su casa es enviada por Dios. Así su hospitalidad se transforma en una obligación sagrada. Cuando alguna de estas personas agasajó a occidentales, estaba tan feliz que lloraba lágrima5 de contento porque "El cielo le había enviado tales huéspedes". Cuando Abrahán agasajó a tres extranjeros que eran ángeles, él mostró la misma actitud. Su entusiasmo al recibir sus huéspedes indicaba su creencia, que aquellos a quienes iba a agasajar le habían sido enviados por cl Señor. Se dice que "corrió a su en encuentro. que se apresuró al pabellón de Sara para ordenarle hiciera
el alimento pronto; y que .corrió al rebaño", y "tornó un becerro", y se apresuró a aderezarlo (Gcn. 18:2-7).




CLASES DE HUESPEDES


Amigos como huéspedes. Un amigo es siempre bien recibido y goza de hospitalidad en oriente. Los romanos del tiempo del Nuevo Testamento tenían una señal de hospitalidad entre sus amigos, que consistía en una teja de madera, o piedra, que se dividía por mitad. Cada uno escribía su nombre en uno de tus pedazos, luego los cambiaban entre sí. Con frecuencia éstos eran guardados y entregados de padres a hijos. El presentar una de las partes de la teja garantizaba la hospitalidad de un amigo sincero. Sin duda alguna, el libro de Apocalipsis se refiere a esta costumbre como una de las promesas a los vencedores: "Y le daré una piedrecita blanca en la piedrecita un nombre nuevo escrito’’ (Apoc. 2:17).



Extranjeros como huéspedes. Hay en Oriente un proverbio que dice: "Los árabes
beduinos, actuales. como Abraham, se sentarán a la entrada de su tienda para estar a la expectativa de huéspedes extranjeros. (Gen. 18:1). El Apóstol bajo inspiración, mandó referente a la hospitalidad de este tipo de huéspedes: "No olvidéis la hospitalidad, porque por esto algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. (Heb. 13:2). Y cuando Pablo exhortó a los creyentes romanos a "ser hospitalarios. (Rom. 12:13), se refería a la misma cosa, porque la palabra griega que utilizó por hospitalidad, filoxenía quiere decir .amor hacia los extranjeros..


Véase también "Hospedar Compañeros-Creyentes en los tiempos del Nuevo Testamento.. (Cap. 13). Un rasgo característico de la hospitalidad oriental es que algunas veces se recibe a un enemigo como huésped, y mientras él permanezca en esa relación, está perfectamente seguro y es tratado como un amigo. Hay algunas tribus orientales de los moradores en tiendas que tienen por regla que un enemigo que ha "una vez demostrado o tocado una soga de una sencilla tienda, está a salvo".


PREPARATIVOS HECHOS PARA HIJESPEDES

Entre moradores de tiendas. Si un huésped es acogido por una persona que vive en
tienda, no habrá lugar separado para él, ni esperará que lo haya. La primera sección de la tienda dentro de la morada es por lo general cl cuarto del huésped que le servirá como comedor y recámara. Los hombres comen con los huéspedes en su tienda, donde Abraham agasajó a sus ángeles huéspedes, cuando Sara en el departamento de mujeres adjunto, oyó lo que platicaban. (Gen. 18:1-10).


En las aldeas y ciudades. Si en una aldea no se encuentran cuartos de huéspedes en
comunidad, el huésped es hospedado en una de las casas y como la mayoría de ellas sólo tiene un cuarto sencillo. Ese cuarto le servirá de cuarto de recepción, comedor y recámara. Este mismo cuarto hará las veces de apartamento de recepción de la tienda. En muchas aldeas y ciudades, se provee una cámara pública para huéspedes. El alimento para los hospedados allí, se proporciona por las familias que proveen el cuarto.


Algunas veces se alquila un sirviente para que cuide del cuarto. El alojamiento de una persona puede ser un cuarto superior, o en cl verano la sombra de algún árbol grande puede servir como tal. Este cuarto es el lugar de reunión social para los hombres de la aldea. Al elemento femenino no se le permite ir a estas cámaras que sólo son para los huéspedes.


Así que si un hombre lleva a su familia de viaje, no va a estos lugares públicos de
recepción, sino que espera hasta que alguien le invita a su casa. En el libro de los Jueces se cuenta de un levita que viajaba con su concubina y un sirviente, y cómo fue huésped de un anciano (Jue. 19:15-21). Como muchas familias duermen en los terrados en el verano, a los huéspedes frecuentemente se les da ese lugar para pasar la noche. Saúl fue hospedado una noche en él terrado y por la mañana temprano Samuel le llamó (1 Sam. 9:26).



En las ciudades o donde hay casas de más de un cuarto, construidas en derredor del
patio, el cuarto de huéspedes comúnmente es el último del cortijo. Por regla general este cuarto es más abierto que los otros cuartos familiares. Este correspondería al diván levantado en algunas casas de un cuarto, que sirve como lugar de honor para los huéspedes. En las casas grandes, se provee un buen cuarto bien amueblado cerca de la puerta, para que el huésped no moleste a la familia. Si hay algún cuarto superior, algún huésped, distinguido es alojado en él. Al hombre de Dios se le proveyó un cuarto semejante como lugar de retiro (2 Reyes 4:10).


COSTUMBRES CUANDO UN HUÉSPED ENTRA EN LA CASA

Reverencia. Cuando en un hogar oriental se recibe un huésped, la reverencia entre
huésped y dueño de la casa se manifiesta. Entre los orientales esta reverencia se sujetará sólo a un movimiento de cabeza, pero en Oriente, hay una costumbre más expresiva de saludarse con la cabeza erecta y el cuerpo un poco inclinado hacia delante, levantando la mano al corazón, la boca y la frente. El significado simbólico de esta acción es para decir algo semejante a esto: "Mi corazón, mi voz y mi cerebro están a vuestra disposición".


Pero aquellos que usan esta costumbre muchas veces entran en una reverencia más
completa. No esperan hacerlo sólo a gente de la realeza, sino que cuando quieren expresar gratitud por un favor, y en estas ocasiones en que se encuentran, con frecuencia caen de rodillas, inclinando luego el cuerpo hasta tocar la tierra con su cabeza, y besando la parte baja de la vestidura de la otra persona, o sus pies, y aun el polvo de sus pies. A los que no que no conocen esta costumbre, les parecería que la persona estuviera adorando a otra como se adora a Dios; pero por lo regular esa clase de adoración no se implica en la acción.


Se dice que Cornelio adoró a Pedro: "Y como Pedro entró, salió Cornelio a recibirle; y derribándose a sus pies, adoró" (Hech. 10:25). Por supuesto, Pedro rehusó, porque podía ser una adoración divina. Refiriéndose a los enemigos de la iglesia de Filadelfia, encontramos en el Apocalipsis estas palabras del Señor: "He aquí, yo doy de la sinagoga de Satanás... Yo los constreñiré a que vengan y adoren delante de tus pies. (Apoc. 3:9). Los revisores tienen una nota al margen que explica la palabra adoración’’ en ambos textos: "La palabra griega denota acción de reverencia, ya sea a una criatura o al Creador" Hay muchos ejemplos en la Biblia de esta costumbre oriental de reverencia en varios grados de intensidad (cf. Gen. 18:2, 3; 23:7, 12; Mat. 18 :26; Apoc. 19 :10) ..


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Artículo escrito por: Marilyn Casteel en el site: lasteologias.wordpress.com/.../

Es muy común aquí en México escuchar la frase: ‘estas en tu casa’. Pero realmente lo creemos y además… ¿es la verdad? La verdadera hospitalidad es abrir la casa y ser quien soy aun con visitas. También es asegurar que la visita estén cómodas, o ‘en casa’. Recuerdo viendo vez tras vez a una amiga mía, en la entrada de su casa, diciendo a cada uno: ‘Pasa a tu casa!’ Por la influencia de ella, quise tener una casa abierta con una actitud igual.


La Biblia manda la hospitalidad – en Romanos 12:13 dice “practiquen la hospitalidad” y en 1 Pedro 4.9, “practiquen la hospitalidad entre ustedes sin quejarse.” Es uno de los dones espirituales y por eso más fácil y cómodo para algunas, PERO, es una bendición y oportunidad para todas. Aprendí como tener gente en mi casa por tener gente en mi casa! Se hizo más y más fácil y cómodo cada vez. Crecía mi habilidad y deseo para servir, por practicar la hospitalidad.


Decidí hace años que tendría que hacerlo muy sencillo, o no lo haría. Eso empezó mis estudios en como recibir visitas a la casa y además ¡disfrutarlo! La próxima vez platicaremos más sobre el ¿cómo? – ¿a quién le servimos? ¿A quién invitamos? ¿Cómo lo hacemos sin mucho dinero o con niños o con mis miedos y fallas? Este mes, empieza con alguien – y además, pídele a Dios que Él te de el deseo de recibir a sus invitados, tal vez aun ¡Ángeles! ¿Quién piensas que va a ser más bendecida tú o tu invitada? Hebreos 13.2: “No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron Ángeles.”


Seamos fieles obedeciendo a Dios siendo hospitalarios, ¿por qué no dar todo por aquél que me salvo? Si el me pide ser hospitalario, entonces…

miércoles, 19 de mayo de 2010

INVITACIONES PARA BANQUETES

El texto abajo fue sacado del sitio www.conpoder.com


En algunas partes de Oriente la costumbre de invitaciones dobles a un agasajo se ha
observado, algún tiempo antes de verificar la fiesta, se envía una invitación; y luego, cuando se acerca la fecha, se envía un sirviente, esta vez para anunciar que todo está listo. Hay algunos ejemplos de esta costumbre en la Biblia. El rey Asuero y Amán fueron invitados por Esther a una fiesta, y cuando todo estuvo preparado los chambelanes del rey fueron a traer a Amán (Esther 5:8; 6:14).

Otro ejemplo tenemos en la parábola del casamiento del hijo del rey: "El reino de los cielos es semejante a un hombre rey, que hizo bodas para su hijo, y envió sus siervos para que llamasen a los llamados a las bodas" (Mat. 22:2, 3) También parábola de la gran cena tiene esta doble invitación: "Un hombre hizo una grande cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que está todo preparado" (Luc. 14:16, 17).



SE OBLIGA A LOS HUESPEDES A VENIR


Las palabras de Cristo, deben entenderse desde un punto vista oriental, cuando se
refiere a la parábola: "Y dijo el señor a su siervo: Ve por los caminos y por los vallados y fuérzalos a entrar para que se llene mi casa" (Luc. 14:23). Una breve y concisa invitación estilo americana y la pronta aceptación de ella se consideraría en Oriente, como poco digna. En Oriente el invitado no debe aceptar de inmediato, sino que se espera de él que rechace la invitación. Deben urgirle a que acepte, aunque él desde el principio haya pensado aceptar, debe conceder a la persona que lo invita privilegio de que "le compela a aceptar". Fue así seguramente Lidia como debe haber hecho, y Pablo y sus compañeros deben haber aceptado la invitación de su hospitalidad. "Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad: y constriñónos. (Hech. 16:15).


Cuando uno de los fariseos invitó a Jesús a su casa a comer, el Salvador no aceptó de
inmediato la invitación, aunque finalmente fue: "Y le rogó uno de los fariseos, que comiese con él" (Luc. 7:36). Todo esto era guardar las costumbres orientales.


POR QUE LA EXCLUSION DE UNA FIESTA ERA CONSIDERADA COSA TERRIBLE


Los banquetes antiguos se celebraban por lo regular por las noches, y en habitaciones
brillantemente iluminadas, y cualquiera persona a quien se excluía de la fiesta, se decía de ella "que había sido arrojada de la luz a las tinieblas de afuera" en la noche. En las enseñanzas de Jesús, tal expresión venía a ser semejante al día del juicio. "Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera" (Mat. 8:12) - "Atado de pies y de manos tomadle, y echadle en las tinieblas de afuera" (Mat. 22:13). "Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes" (Mat. 25:30).


La expresión de "las tinieblas de afuera" toma un nuevo significado, cuando se piensa en el miedo que los orientales tienen a la oscuridad de la noche. En Oriente la lámpara se mantiene encendida toda la noche. El dormir en la oscuridad como los occidentales hacen, viene a ser una experiencia terrible para los orientales.
Por causa de este miedo a la oscuridad, cl Señor no podía haber escogido palabras más apropiadas que "las tinieblas de afuera" para representar el castigo futuro para los injustos.

LAVARSE DESPUES DE COMER

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Después de una comida típica oriental, el lavarse las manos es sentido esencial. Si hay algún sirviente, él es el que trae la del agua y la jofaina, poniendo el agua sobre las manos de los participaron de la comida. Sobre los hombros, el sirviente se una toalla para que se sequen las manos. Se hace esto entre cuando no hay sirviente que lo haga. Que esto de derramar él en las manos se usó en tiempos antiguos, ya se ha visto al tratar lo concerniente a lavarse las manos antes de comer.


USO DE LA MANO EN VEZ DEL CUCHILLO, TENEDOR O CUCHARA

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Puede decirse en general, que los árabes cuando comen no usan cuchillos, tenedores,
cucharas, platos ni servilletas, cosa considerada como esencial para los occidentales. Pues dicen: "¿Para qué necesita el hombre una cuchara cuando Dios le ha dado tantos dedos?"

Panes tan gruesos como una gruesa franela, hacen la vez de cucharas, hasta cierto punto. Un pedazo de este pan se dobla en forma permita poner en él algo de alimento.
Usan el pan para sacar el líquido de cualquier plato, tal como sopa, salsa o jugos. Todo pedazo de pan que así se usa, se come el alimento que contiene.




Usualmente se sirve la carne en un plato grande y sencillo, y comen tomándolo con los
dedos. El caldo se sirve en un plato separado y se usa para humedecer el pan. Este método de comer es limpio, como se puede suponer.

La invitación hecha por Booz a Ruth para comer con sus trabajadores, indica que esta
misma costumbre se usaba en aquellos días: "Y Booz le dijo a la hora de comer: Allégate aquí, y come del y moja tu bocado en el vinagre" (Ruth 2:14). En la Ultima Cena Jesús dijo a sus discípulos, "El que mete la mano conmigo en el plato, ése me ha de entregar" (Mat. 26:23) Aun más, él habló de meter cierto pedazo de la comida llamada pan mojado" en el plato (Juan 13:26). Baste decir, que la mayoría de las
costumbres orientales actualmente se refieren a la comida de antaño, no sólo en los días de nuestro Salvador, sino en la era del Antiguo Testamento.

ORANDO A LA HORA DE LAS COMIDAS

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Antes de principiar a comer, los árabes y cada persona que los acompaña repiten ante
el dueño de la casa algunas palabras de gratitud como .En cl nombre de Dios", o "Alabad a Alá", o "Dios sea alabado.. Lo judíos tenían el hábito, en los días del Antiguo Testamento, dc orar a la hora de las comidas, y si estaba presente algún profeta, se esperaba que él lo hiciese. Con referencia a Samuel, cuando Saúl comía el sacrificio con él, decía: "él haya de bendecir el sacrificio, y después comerán los convidados" (1 Sam. 9:13).


En relación con el milagro de Jesús cuando aumentó a las cinco mil personas nos dice
Juan: "Y tomó Jesús aquellos panecillos, y habiendo dado gracias repartió a los discípulos. (Juan 6:11). Y en lo que respecta a la alimentación de los cuatro mil, Mateo con cuidado incluye la bendición en su historia. "Tomando los siete panes y los peces, haciendo gracias" (Mat. 15:36).


El Dr. Edersheim da a entender que Cristo puede haber hecho una oración dc gracias
extemporánea, o puede haber usado la fórmula de los judíos en su tiempo como acción de gracias por la comida. Esta es la fórmula: "Bendito tú Jehová nuestro Dios, Rey del mundo, que haces que brote el pan de la tierra., Era costumbre entre los judíos de aquellos días, hacer una segunda oración de gracias al terminar la comida. Para ello se basaban en Deutoronomio 8:10. "Y comerás’ y te hartaras, y bendecirás a Jehová tu Dios, por la buena tierra que te habrá dado". Al decir estas oraciones, era costumbre que los huéspedes lo hicieran en voz alta, y el resto decía, Amén, o repetían algunas palabras de la oración.

POSICION QUE ASUMIAN AL COMER

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De acuerdo con la costumbre general de los árabes la posición más usual al comer era
sentarse derecho en el suelo a la mesa baja con las piernas ya sea dobladas bajo el cuerpo, o hacía atrás como si fueran a arrodillarse. Ya sea en la tienda en el desierto de los beduinos, o en la casa sencilla de un campesino, ésta debería ser posición de los que tomaban su comida.


Debemos tener la seguridad que ésta era la posición de la gente en general en los días de la Biblia, en la mayoría de los casos. La excepción a esta regla es la costumbre de la gente rica, o las costumbres gentílicas en ocasiones especiales, tales como fiestas o cenas. De esto trataremos después en los capítulos posteriores. Para nosotros es fácil imaginar a Eliseo y a los hijos de los profetas comiendo en la posición oriental usual, cuando se dice, refiriéndose a ellos: "Y los hijos de los profetas estaban con el por lo que dijo a su criado: Pon una gran olla" (2 Reyes 4:38).

LAVADO DE MANOS ANTES DE COMER

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Los orientales tienen mucho cuidado de lavar sus manos antes de la comida, y piensan que la manera de lavar sus manos los occidentales en el agua ya sucia por sus mismas manos, no es muy limpia, y es vergonzoso. El criado o quien tome su lugar, vacía el agua sobre lãs manos que han de lavarse, mientras éstas se mantienen sobre el lavamanos. Estos tienen uma cubierta cóncava con agujeros, de manera que el agua sucia se escurre por ellos y así queda fuera de vista. La manera de comer sin cuchillos, tenedores y cucharas, hace que sea muy necesario lavarse las manos. Que esta manera de lavarse estuvo en boga en tiempos de los profetas, se demuestra de la manera como Eliseo era caracterizado por los siervos del rey "Aquí está Eliseo hijo de Saphat, que daba agua a manos a Elías. (2 Reyes 3:11).




Eliseo había servido como criado a Elías, y vaciaba el agua para que su amo se lavara las manos. Esto era parte importante de sus obligaciones. Cuando los fariseos decían de los discípulos de Jesús, que éstos comían sin lavarse lãs manos (Mat. 15:1, 2; Marc. 7:1-5), era por el largo ceremonial que tenían de lavarse las manos, y de ello hablaban. La jerarquía judía de aquellos días dio un mandamiento positivo como había
de hacerse la ablución. No era pues una ley de Moisés sino una tradición de los ancianos. Jesús rehusó sancionarla como regla que debiera cumplirse. No era la costumbre de lavarse las manos antes de comer lo que Jesús objetaba, sino la autoridad que los rabíes reclamaban para orientar al pueblo exactamente sobre lo que debían hacer.